NI MULA, NI BUEY

Puestos a desmitificar, el Papa Benedicto podría haber escrito sobre el diablo, por ejemplo, y si toda su cohorte de gases sulfurosos, pezuñas de macho cabrío y tridentes se atiene a la realidad o al mito. Pero no, y en su último libro, y a sólo un mes de las Navidades, nos hurta a los españoles, y a todo el arco Mediterráneo, de una de nuestras más singulares señas de identidad frente al soso y anodino abeto escandinavo atiborrado de bolas y de luces, porque nos dice que el Portal de Belén no existió, y que esa iconografía tan entrañable del buey y de la mula ofreciendo vaharadas de generoso calor al niño-dios, que fue una invención que no se atiene a la verdad histórica, y por tanto, que habría que desechar por burda y carente de rigor teológico.

Quedo anonadado. Por supuesto, no voy a arrojar a la basura ni al buey, ni a la mula familiares, y estas Navidades las pondremos a pesar del celo historicista del patriarca de Roma, porque aunque uno sea ateo, cierto orgullo rebelde y anticlerical sigue forzándome todavía a llevar la contraria y por tanto, seguiré disponiendo angelito, supernova de Oriente, animales, pastorcitos, Virgen maría y San José.

Realmente el símbolo del Portal refleja el deseo de la Iglesia de mostrar y hacer patente hasta los más niños que la esterilidad no resulta incompatible con el fruto de la carne. Cuando la Iglesia inventa el dogma de la Inmaculada Concepción (que celebramos el 8 de diciembre, dos días después del día de la Constitución de 1978, magnífico “puente” a sacrificar en las orcas caudinas de la austeridad), conviene hacer creíble a las masas apostólicas que Jesús no fue engendrado sino encarnado, y el Portal surgió entonces como un juego de muñecas y de casitas que serviría a tal fin: un San José viejo, cano y barbudo, dormido sobre su callado, un ángel anunciador asexuado, María adolescente y sin mácula y sobre todo, una mula y un buey, animales estériles y símbolos de la misma esterilidad, la mula, huelga decirlo, a consecuencia de la cohabitación anti-natura entre un burro y una yegua, el eunuco del buey por castración de un toro. Una epifanía llena de sentido, sutileza e inocencia, y que ahora se nos hurta por obra de un best-seller papal que, quién lo diría, amparándose en hechos históricos probados, sacrifica esta hierofanía ganadera en un inusual acto de racionalidad materialista.

Confío en que este proceso cientifista que inicia el Vaticano prosiga y se adentre en otros ámbitos de la realidad hasta ahora escamoteados tras las sombras del celo y del rigor casi inquisitorial; y quién sabe si, amparados en la existencia de una real María histórica luchadora, las mujeres creyentes al fin podrían tener acceso al sacerdocio, aunque sólo sea por evitar que los seminarios cierren; o los negritos del Congo podrán usar un preservativo por evitar el SIDA; o si los gays podrán aspirar a convertirse en sujetos de pleno derecho o si seguirán siendo considerados como medio seres humanos; o quizás, que Cataluña, y en virtud de ciertos estudios históricos, podría considerarse como un territorio no del todo español y ajeno en parte a los valores eternos tridentinos que desde siempre ha defendido la nación española frente a los herejes del norte; o en fin, que parece que la pobreza ya no será por más tiempo considerada un castigo divino enviado por el más allá para que se salven los ricos, sino un efecto de ciertas formas de enriquecimiento injusto; en suma, que afortunadamente la Iglesia, por boca de su más eminente apóstol contemporáneo, más bien por obra de su pluma,  nos invita a volver la vista hacia la razón y el sentido común.

¡Y que ello tenga que ser a costa de mi Portal de Belén!

5 respuestas a “NI MULA, NI BUEY

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  1. Estimado Juanete, lamento estar en desacuerdo contigo; el Papa lo único que ha comentando es que las figuras del buey y la mula no están reflejadas en los Evangelios,nada de tener que retirar estas figuras, no de esta casa de muñecas ( el Portal de Belen significa bastante más para los creyentes como yo ), sino de una tradición que arranca alla por el año 1200 con la primera representación del nacimiento de Jesús por San Francisco de Asis.
    Sobre el resto del argumentario , aunque yo no soy un experto en esta materia ( para eso ya está la doctrina de la Iglesia, la cual es libre cada uno de aceptar o no ) , mi opinión es la siguiente : no existen mujeres sacerdotes porque Jesus eligio como aposteles a hombres, pero eso no significa un papel discriminatorio de la mujer ya que la figura más importante, despúes de Jesus , es Maria.
    Con lo de los preservativos y los gays, aquí tengo que ser más catégorico : de fuentes muy directas ( y misioneras ) te puedo decir que no es así. Sobre todo con los homosexuales, que afortunadamente , esa visión pertenece al pasado.

    Saludos

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    1. Gracias Antonio por tus palabras. Me reconforta confirmar que la Iglesia la forman todos los creyentes y no sólo sus obispos y cardenales, y que una parte nuy significativa diseiente de su jerarquía trasnochada y reaccionaria. No desearía herir susceptibilidades y desearía que se comprendiera el tono un tanto jocoso e irónico de mis comentarios, porque con lo que está cayendo en el mundo que el Papa nos recuerde que en el Portal no había ni mula, ni buey, tiene su gracia.

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