Lamarck creía en la herencia de los caracteres adquiridos. Tras los trabajos de Darwin y de Mendel aquella primera teoría de la evolución quedó desacreditada y ridiculizada. En la escuela hemos aprendido las diferencias entre el genotipo (heredable) y el fenotipo (su expresión concreta en un individuo). Como un dogma hemos aprendido que sólo el genotipo se hereda, nunca el fenotipo. Sin embargo, cada vez son más los trabajos que reportan alteraciones heredables del fenotipo, lo que conforma la nueva rama de la EPIGENÉTICA. La expresión génica depende de las condiciones ambientales a las que se enfrenta un organismo. Y cada vez parece más patente que las diferentes expresiones de un mismo genotipo (secuencia de ADN) según el entorno, no sólo alteran cómo se van a expresar los genes en el presente, sino también en el futuro a través de la descendencia. Nos referimos a una especie de apagado y encendido de genes que se puede regular a través de las condiciones ambientales (alimentación, contaminación, entrenamiento deportivo, medicación y drogas, etc.) y que afectarían no sólo al organismo concreto que las sufre sino también a su descendencia.
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