EL SENTIDO Y LA VIDA

Casi por azar me ha llegado un libro duro, pero de enorme valor, del psiquiatra austríaco Viktor Frankl, titulado El hombre en busca de sentido, en el que narra su experiencia en los campos de concentración, y de la que extrae unas ideas alentadoras sobre el fin de la vida, su sentido, en relación con la ciencia de la logoterapia que ayudó a crear.

¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración.

Un doctor criado en el ambiente de la alta burguesía vienesa, rodeado de cultura, ingresa en el inframundo, y su experiencia real, así como sus reacciones, su disposición ante la brutalidad, la arbitrariedad, la injusticia, me recuerdan la ficción que Jack London plasmó en su novela El lobo de mar.

¿Qué encuentro en común?  El desarraigo. Y cómo dos personas, una real, el psiquiatra V. Frankl, la otra ficticia, el crítico literario californiano Van Weiden, que hasta ese momento de ruptura habían vivido protegidos en un  entorno privilegiado que hacía fácil su moral pequeño-burguesa y el empleo racional de su libertad, al enfrentarse al encarcelamiento, a un ambiente claustrofóbico de lobos dirigido por seres abyectos y en el que el objetivo principal de la existencia acabará por reducirse a poder sobrevivir, se ven forzados a alterar sus valores ante el trato inhumano del que son objeto, a orientar de nuevo su libertad, a adaptar su ego, hasta entonces admirado y respetado, a un nuevo ámbito donde su nombre se reduce a un número, su persona al género puro de las víctimas anónimas. ¿Cómo ser digno en Auschwitz? ¿Cómo no pecar, cómo seguir siendo un ser humano cuando el mundo te trata como un auténtico animal? A ello responde, sobre eso tratan estos dos magníficos libros, desde las ópticas complementarias del ensayo autobiográfico y de la novela.

“Todos nosotros habíamos creído alguna vez que éramos ‘alguien’ o al menos lo habíamos imaginado. Pero ahora nos trataban como si no fuéramos nadie, como si no existiéramos”.

El Dr. Frankl, profesor en la Universidad de Viena, cuna del psicoanálisis, y creador de la Policlínica Neurológica de Viena, no contemporizaba con sus pacientes y les espetaba, como preámbulo, la siguiente pregunta: “¿Por qué no se suicida usted?”. Nada de compungida compasión, ausencia de medicación tranquilizante, algo muy diferente a lo que actualmente se preconiza en el tratamiento de las neurosis, las depresiones o las obsesiones compulsivas.

Reiteradamente me llama la atención las contradictorias interpretaciones a que se ve sometida la filosofía de Nietzsche. Unas veces, se le cita para justificar el nihilismo, la amoralidad y la supremacía de los fuertes, pero en otras ocasiones se recurre a sus ideas para defender consideraciones mucho más ilustradas y artísticas de un hondo sentido humano. Lobo Larsen, el ambiguo y demente capitán del Gohst (fanstasma), en la novela de J. London, recurre al filósofo alemán para defender su voluntad de poder, su ambición sacrílega, la tortura a la que somete a toda su tripulación, sin embargo, el psiquiatra austríaco basa gran parte de su argumentación a favor de hallarle un sentido al sufrimiento en la siguiente frase nietzscheana: “Quien posee un ‘porqué’ para vivir, encontrará casi siempre el ‘cómo’”.

Enlaza esta ambivalencia de Nietzsche con la última obra que deseo traer a colación en relación con el sufrimiento, el desarraigo, la ética y el sentido de la vida, la de Albert Camus, El hombre rebelde, donde, entre otras cosas, adquiere un significado especial su lucha contra el nihilismo, y en concreto, contra la falacia de considerar al autor de Más allá del bien y del mal como un precursor del exterminio y el totalitarismo, del relativismo en materia moral.

“El sentimiento del absurdo, cuando se pretende ante todo extraer de él una regla de acción, vuelve el asesinato por lo menos indiferente y, por consiguiente, posible. Si no se cree en nada, si nada tiene sentido y no podemos afirmar valor alguno, todo es posible y nada tiene importancia. Sin pros ni contras, el asesino no tiene ni deja de tener razón. Tanto cabe atizar los crematorios como dedicarse al cuidado de los leprosos. Maldad y virtud son azar o capricho”

Gran parte de la obra del autor francés encuentra aquí su justificación. En El Extranjero, por ejemplo, nos muestra al nihilista para el que el asesinato no posee ningún sentido, en La peste, el resurgir de la compasión y el altruismo tras una tragedia colectiva, y en Los justos, la violencia y el asesinato por razones revolucionarias.

Desde diferentes perspectivas Frankl y Camus ilustran la importancia de buscarle un sentido a la vida y al sufrimiento que ella conlleva:

“Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga”.

Desconozco si ambos intelectuales llegaron a conocerse. Lo dudo. O si se leyeron mutuamente. Pero muchas de sus ideas resultan  coincidentes sobre cómo buscarle un sentido a la vida y su crítica al relativismo moral, a la autocompasión o al mito de la autorrealización. Sorprendentemente también el escritor francés se preguntará, en su ensayo El mito de Sísifo: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio”.

Ambos se toman al ser humano realmente en serio, sin contemplaciones, con un rigor rayano en la demencia, pero conscientes del sentido trascendente de la vida humana, del valor supremo de la libertad y de la obligación de buscarle un sentido tanto al dolor como al absurdo de vivir.

Para finalizar, me detendré en varias frases del doctor V. Frankl, que aportan elementos de reflexión y también de sospecha, sobre la práctica psiquiátrica habitual para atajar los principales problemas mentales en occidente.

“El sufrimiento no es siempre un fenómeno patológico; más que un síntoma neurótico, el sufrimiento puede muy bien ser un logro, sobre todo cuando nace de la frustración existencial (…) El interés del hombre, incluso su desesperación por lo que la vida tenga de valiosa es una angustia existencial, pero no es en modo alguno una enfermedad mental. Muy bien pudiera acaecer que al interpretar la primera como si fuera la segunda, el especialista se vea inducido a enterrar la desesperación existencial de su paciente bajo un cúmulo de drogas tranquilizantes. Su deber consiste, en cambio, en conducir a ese paciente a través de su crisis existencial de crecimiento y desarrollo”

“Puede verse, pues, que la salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión existente entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía no se ha conseguido; o el vacío entre lo que es y lo que debería ser. Esta tensión es inherente al ser humano y por consiguiente es indispensable al bienestar mental. No debemos, pues, dudar en desafiar al hombre a que cumpla su sentido potencial. Sólo de este modo despertaremos del estado de latencia su voluntad de significación (…) Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena (…) El vacío existencial es un fenómeno muy extendido en el siglo XX (…) Este vacío existencial se manifiesta sobre todo en un estado de tedio (…) De hecho, el hastío es hoy la causa de más problemas que la tensión, y desde luego, lleva más casos a la consulta del psiquiatra”.

“Quiero subrayar que el verdadero sentido de la vida debe encontrarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique, como si se tratara de un sistema cerrado. Por idéntica razón, la verdadera meta de la existencia humana no puede hallarse en lo que se denomina autorrealización (…) la autorrealización no puede alcanzarse cuando se la considera un fin en sí misma, sino cuando se la toma como efecto secundario de la propia trascendencia. No debe considerarse el mundo como simple expresión de uno mismo, ni tampoco como mero instrumento, o como medio para conseguir la autorrealización”.

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El sentido de la vida by Rui Valdivia is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

9 comentarios sobre “EL SENTIDO Y LA VIDA

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  1. Gracias, hermano, por traer estas bellas y lúcidas pinceladas de Viktor Frankl, sabia y tierna persona, poderosísimo autor, ejemplo de integridad y fuente de inspiración para mí.
    Recomiendo “Psicoterapia y Existencialismo” “El hombre doliente” “La presencia ignorada de Dios”
    Me parece que Viktor aporta muy profundas reflexiones y herramientas internas. Su anclaje en los valores sentidos, en la libertad como responsabilidad, en la vida como algo que nos interroga incesantemente y su visión del amor me parecen regalos magníficos.
    Gracias.

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    1. Me alegra que este autor haya estado tan presente en tu biblioteca. Yo lo acabo de descubrir y ya encuentro infinidad de referencias cruzadas con otras lecturas, algunas de las cuales he compartido con vosotros.

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  2. Gracias, hermano, por traer estas bellas y lúcidas pinceladas de Viktor Frankl, sabia y tierna persona, poderosísimo autor, ejemplo de integridad y fuente de inspiración para mí.
    Recomiendo “Psicoterapia y Existencialismo” “El hombre doliente” “La presencia ignorada de Dios”
    Me parece que Viktor aporta muy profundas reflexiones y herramientas internas. Su anclaje en los valores sentidos, la libertad como responsabilidad, la vida como algo que nos interroga incesantemente y su visión del amor me parecen regalos magníficos.
    Gracias.

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  3. … para mí Frankl integra muy bien el pensamiento racional con la intuición, el hacer con el sentir, lo cognitivo y lo afectivo, me gusta mucho una frase suya que dice “la hiperreflexión conduce a la parálisis”. Le percibo más como un filósofo artista terapeuta humanista que como un intelectual.
    Su manera de relacionar conceptos y constructos me parece muy rica, sus aportes personalísimos muy finos a la vez que operativos, sus descubrimientos tienen una preciosa dialéctica que acepta radicalmente y sin tregua la vida y sus contradicciones con una firme voluntad de valor y de sentido.
    Gracias.

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  4. Me han hablado muy bien de este libro. Me lo regalaron hace unos meses en un curso de calidad personal aplicada al servicio, en la Empresa, y me recomendaron encarecidamente su lectura.

    Cómo una persona puede encontrar en ayudar a los demás el sentido de su vida, creo que debe de ser una experiencia increible, según la sinopsis que nos hizo el profesor de dicho curso.

    Ya te contaré… voy a empezar a leerlo esta semana.

    Nacho(sambu).

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  5. El curso es de una empresa catalana dedicada a la formación: http://transforma.es/, fue ahí donde me lo recomendaron (y regalaron un ejemplar). Es el mejor curso que he recibido, y me impactó de verdad.

    Se titulaba «calidad personal aplicada al servicio», y trata de la gestión del vínculo, experiencias, actitudes, inteligencias inter e intrapersonales, liderazgo y trabajo en equipos de alto rendimiento.

    El libro tiene que ver con el curso, no creas que no. Viktor sacó lo mejor de sí mismo, sacó un sentido para seguir viviendo, ayudando a terceras personas, que eran realmente su inspiración.

    Saludos.

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