Este magnífico grupo centra su actividad en la música vocal española de los siglos XVI al XVIII. Y ayer nos mostró una de sus últimas reconstrucciones históricas, una selección de obras que el compositor Sebastián Durón le dedicó al Santísimo Sacramento. Este compositor y clérigo fue maestro de capilla de la corte de Carlos II. Supo hacer tonos humanos y divinos, y dotar a su música de un sutil grafismo, vistiendo las palabras de los poemas con figuras y armonías llenas de encanto. También realizó una incorporación hábil e inteligente del estilo italiano, antes de que la corte borbónica -que lo exilió en Bayona junto con su mentora la exreina Mariana de Neoburgo, por defender ambos la causa austriaca en la Guerra de Sucesión española- se llenase de músicos italianos. Como noticia sabrosa, diremos que Durón ofició las segundas nupcias de su señora, con un plebeyo de su séquito, el vasco Jean de Larrategui, cosa que causó una auténtica conmoción en la jet de entonces, máxime cuando la viuda reaina demostró, por la vía de los hechos, que el zángano estéril era Carlos II y no ella.
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