Me he encontrado con esta perla que se llama «Diccionario filosófico marxista«, escrito en 1940 en la Unión Soviética, y que contiene lo que todo marxista ortodoxo debería saber sobre filosofía. De vuelta ya de la historia, el manual resulta delicioso en su simplicidad expositiva, en su misma inocencia dialéctica, por lo que lo recomiendo por la misma razón por la que aconsejaría no dejar de leer «La imitación de Cristo» de Tomás de Kempis. Tan grotescas resultan algunas definiciones como sarcásticas las omisiones. Y el lenguaje resulta sencillamente beatífico. No sé qué destacar, si las aspiraciones de Stalin a pontificar sobre todo lo humano y lo divino, o su truculencia a la hora de clasificar, exaltar y denostar.
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