«El problema del agua en nuestro país posee un origen puramente administrativo, porque deriva de la incapacidad de la Administración hidráulica hoy existente para hacer cumplir la Ley. No lo origina ni la falta de trasvases, ni de nuevas tuberías, canales o presas, sino la carencia de medios técnicos y humanos en una Administración del agua cada vez más olvidada, deteriorada y mediatizada en sus funciones y atribuciones. A un cuerpo enfermo y debilitado en su capacidad para decidir y hacer cumplir la Ley se le quieren añadir infraestructuras onerosas que, lejos de solucionar los problemas, los agravarán aún más. Porque, no lo olvidemos, los déficit hídricos hoy existentes en nuestro país los ha originado la propia Administración hidráulica al ofrecer mayor número de concesiones de agua de las que podía satisfacer con los recursos hídricos existentes y la infraestructura construida. Si no se solucionan previamente estos problemas de falta de Administración, los trasvases y las desaladoras resultarán incapaces de satisfacer el descontrol de las demandas de agua».
Esto escribía en 2004, recién desembarcado nuevamente el Gobierno socialista en el Ministerio de Medio Ambiente, echos que siguen lacerando desgraciadamente la política del agua en España, independientemente del signo político de quien en cada momento haya detentado el poder. «Enfrentados al reto de dar cumplimiento a la normativa de aguas, ni PP ni PSOE se han distinguido ni por planteamientos originales, ni mucho menos efectivos en el logro de las metas a las que la legislación obliga. Ambos partidos han considerado siempre la planificación como un ejercicio abstracto de dibujo de líneas y puntos en un mapa peninsular repleto de déficit hídricos».
«Nuevos cauces» fue publicado en EL CORREO ESPAÑOL del País Vasco y en la revista HOAC de noticias obreras.
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