La tarea de fabricar Califactos lleva consigo muchas pruebas, la realización de numerosos bocetos y ensayos. A uno de estos experimentos lo denominé en su día tapiz. Aquí puedes ver uno de ellos:

Si lo observas, comprobarás que todo él surge de una misma pieza de dibujo, que tras sucesivos plegamientos acaba formando un tapiz que podría crecer hasta el infinito. El proceso es sencillo, porque basta con inventar un dibujo y escanearlo, y después transformarlo con cualquier programa de tratamiento de imágenes.
Aquí tienes un dibujo semilla o matriz:

Y aquí su desplegable:

Realmente las figuras que se acaban formando resultan sorprendentes, y atractivas, dependiendo de la pericia para combinar colores y buscar una imagen matriz cuya asimetría o desequilibrio acabará compensándose a través de sus transformaciones especulares.
Al resultado de estos procesos lo voy a denominar Desplegable. Porque este nombre me trae recuerdos psico-geográficos, de esas derivas a las que los situacionistas fueron tan asiduos.

Puede decirse que vivimos en un universo plegado, y que según realicemos su despliegue o desdoblado, aflorará un tipo u otro de realidad a partir de un fondo de multiplicidades. Deleuze nos mostró esta peculiar manera de desenvolver la realidad y entenderla como un despliegue rizomático al que yo me siento especialmente conectado.
La idea de la realidad plegada se conecta con los principios de la fractalidad y de la holografía. Como si de una semilla o principio articulador pudieran confeccionarse realidades totalmente diferentes, pero desplegadas siempre a partir de una misma ley generadora. Una coexistencia de lo mismo en lo diverso, o viceversa, que me parece muy sugerente y que aplico en esta tecnología de los desplegables.
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