Digo lo de velada porque ayer casi estuvimos en familia en la sala de cámara del auditorio de Alicante, escuchando el piano de Miguel Ituarte. Estrenó una obra atractiva y un tanto provocadora de Jesús Rueda, e interpretó, entre otras cosas, como pieza final, ese monumento sonoro que es la Hammerklavier de Beethoven, una obra mastodóntica y casi inabordable y sobre la que el magnífico pianista vasco pasó con tranquilidad y confianza, con una solvencia y elegancia fuera de lo común.
Luego continuamos la velada en una pizzería cercana, en la que un jocoso y muy amable restaurador argentino, Edmundo, nos preparó unas pizzas realmente exquisitas. Allí estuvimos Miguel, Jesús y Ricardo Descalzo (un pianista de Alicante que interpreta la música contemporánea con mimo y auténtica pasión, y cuya página web aconsejo porque incluye cuidadísimos vídeos). Por supuesto que fue una conversación musical, en la que afloraron compositores, obras, lecturas, experiencias y sobre todo, mucha sabiduría expresada con humildad, fino humor y amistad.
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