Tras la II Guerra Mundial unos cuatro mil judíos supervivientes de los campos de concentración decidieron quedarse a vivir en Alemania, y no comenzar una nueva vida en Estados Unidos o en Israel. La película “Bye Bye Germany” se desarrolla en ese momento histórico en el que los judíos liberados están esperando, en una especie de campos de refugiados, la decisión sobre qué hacer, a dónde ir.
La publicidad define esta película como una comedia. Una vez vista, no me parece ni cómica ni graciosa. Lo que sí ocurre es que el director no dramatiza, no incide en los aspectos truculentos, y destaca los deseos de vivir, de superar el pasado de forma positiva. Es una película de actores o de personajes, de planos cortos, diálogos, miradas, que dice que se basa en hechos reales, y sobre todo, en una novela que los narra. Existe una buena caracterización de las distintas personalidades, hombres solos que intentan comenzar de nuevo y dotarse de papeles, dinero, medios e ilusiones para afrontar el futuro. A todos los supervivientes les asalta la culpa por continuar vivos, cuando tantos otros amigos y familiares quedaron en el camino. Creo que lo más valioso de la película reside en el tratamiento que le da a este fenómeno y cómo cada personaje lo afronta.
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