En la reclusión solidaria de mi casa se pueden hacer tantas cosas. La imaginación vuela y uno puede atisbar en ciertas ocasiones el enorme potencial de la mente para imaginar y deshilvanar misterios, para jugar con las palabras y las imágenes y crear mundos que quizás pudieran dejar de ser las ficticias elucubraciones de un animal enjaulado.
Yo he aprovechado para editar mi segundo libro de poemas “He pensado en ti”, recogiendo algunos califactos de mi blog. Porque deseo acabar esta peste de estado de alarma llevando mi libro a una imprenta donde el olor de la tinta y el papel me devuelvan a una realidad que desearía fuese otra muy distinta a la que hemos tenido y sobre todo, a la que temo que va a venir.
Y es que, por si no lo sabes, realmente he pensado en ti cuando escogía y maquetaba y rehacía las imágenes para adaptarlas a este nuevo libro que ya adoro casi como a un niño Jesús.
Como hoy es un día que la cristiana civilización occidental celebra como de renovación, de transformación de lo corruptible en inmortal, os traigo un ejemplo de uno de los poemas del nuevo libro, un Himno que ofrendé a El Bosco, porque de su desbordada imaginación y surrealismo podría surgir la utopía, ese no lugar al que todo renacer y resurrección nos debería llevar.


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